ATENEO,
Ya te conté lo del pelado ese que andaba jodiendo por la cancha de basket del Ateneo. Si no la leíste, buscala más abajo en este blog. Ahora voy a pensar que pasaba en el Ateneo por esos años. Veré qué es lo que me acuerdo.
Desde que empecé la primaria iba al club, más que nada en verano, descubriendo rincones. Me gustaba ir porque había muchos recovecos y cosas para ver. En invierno iba menos. En los días de colegio no me sobraba tiempo.
De la cancha de paleta me acuerdo cuando tuve un percance jodido con uno de los hijos de Bazán, que luego te voy a contar.
Bazán hacía casi todo en el Ateneo. Me acuerdo que entre él y Hansen pasaban una aspiradora por el fondo de la pileta para sacar bichos y suciedades. Todos los días, ¿o día por medio? Yo era el espectador único por las mañanas temprano.
En el Ateneo era un observador que no tocaba nada. Me metía en una misteriosa “Sala de Máquinas” que había debajo de la pileta, en la parte baja, y ayudaba a Bazán a llevar leña para la caldera.
A veces calentaban un poco el agua. Usaban leña de quebracho!. Allí se re-circulaba el agua y le echaban hipoclorito de sodio, como decía en las pesadas damajuanas. Luego me enteré que era el agua de lavandina que ni mamá me mandaba a comprar al almacén de Marcelino Ramos.
Yo admiraba al Padre Julio porque era el creador, ejecutor e impulsor del Ateneo. Su paso largo y enérgico mostraban a un tipo ejecutivo que no perdía su tiempo. Miraba y daba órdenes de buena forma. No se como consiguió los lotes, pero el tipo laburaba mucho e inducía a los vecinos a que lo ayudaran.
Un día me hice socio del Ateneo. Mi número fue el 6.068 (me quedó grabado, ¿donde estará mi carnet?). Nació como yo, en 1936. Pero cuando lo conocí ya tenía el Bufet, la cancha de basket, el pozo para la pileta, y la cancha de paleta. Ya con el Carnet podía ir a la pileta legalmente. Aprendí a nadar solo, sin profesores.
Sobre “Santo Tomé” a mitad de cuadra, vereda sur, vivía la familia Bazán. Un largo patio de pura tierra lleno de objetos no identificados con los que los chicos Bazán se entretenían.
Él y Hansen habían venido del campo, creo que de Navarro, y cayeron en el Ateneo pidiendo trabajo al padre Julio, quien siempre encontraba cómo ayudar a un peregrino en apuros.
Época en que el campo se poblaba de tractores y se despoblaba de gente que se quedaba sin trabajo!!!! Pero lo de Bazán era jodido porque decían que tenía 17 hijos!!. Por supuesto todos les teníamos miedo a esos chicos que luchaban por un poco de pan.
Uno de los Bazán, el Gelo, estaba un mi grado o en el vecino, no recuerdo. Yo era un pibe bueno, suave, aunque medio hiperquinético cuando estaba en mi casa. El Gelo me había agarrado de punto en la escuela, no hacía más que joderme. Yo rehuía enfrentarlo y me iba a otra parte.
Estimulado por mi indiferencia me jodía más y más. Lo hizo un día en la cancha de paleta en presencia de otros chicos. De repente me vino un ataque de ira y me tiré encima, dándole unas buenas piñas. Desde ese momento no me jodío más.
La violencia física me dió resultado. Sin embargo yo era un pibe tranquilo que no me echaban de ninguna parte. No tuve una infancia de peleas. Esa fue una de sólo dos que recuerdo.
El padre Julio era un devoto que trataba de acercar a los vecinos del nuevo y pobre barrio hacia la fe cristiana. Por eso creó al Ateneo, creó los Boy Scouts al lado de la capilla, hacía exitosas procesiones con la Virgen de la Salud a hombros de los más fuertes. Recuerdo a los boys scouts que desfilaban como un ejeército de pibes, con algunos notables a la cabeza como Norberto Mazolli. Logró congregar a su feligresía o Iglesia en torno de él y su catolicismo a la moda.
Por alguna razón mi papá me parece que no le tenía mucha simpatía. Luego te voy a contar una posible razón. Yo no quería tomás la comunión, y no era por mi papá. Era porque tenía casi pánico a todo lo que fuera ceremonioso. Cualquier cosa menos pasar al frente, que todos me miren. No la tomé nunca. Tampoco me interesaba.
La moda en esos años era: fachismo en el Poder Militar argentino, en buena parte de Europa, y en el Vaticano. Pero Julio, facho como era, hacía, no sólo hablaba a sus fieles. Sabía aprovechar lo que hacía. Por eso usaba la cancha de paleta como cine.
Los sábados y domingos ponían sillas y usaban la cancha como cine. Había una forma de entrar gratis: era yendo a misa los domingos a la mañana, y te daban una planilla. Con muchas marcas de concurrencia a misa entrabas gratis.
Otra era colarse, que me dió resultado varias veces hasta que Moncho me caló. Probé una vez de ir a la misa, pero me resultó imbancable: Ese día el padre Julio durante un largo rato, explicó como con la confesión y la ostia uno purificaba su alma sucia: “es como sacarse la roña cuando ustedes se bañan” decía Julio en la misa.
-Tal vez, entonces, sea mejor pedirle la plata a mi papá- pensé, porque el cine no me lo podía perder. Daban esas series de “Flsh Gordon” y “El Capitan América” que andaba con una moto espectacular. Una o dos veces le pedí el dinero a mi papá.
Eso no me gustaba. Entonces descubrí la forma definitiva: Era ayudar a poner las sillas antes de la función. Una jauría de 5 o 6 forajidos, dirigidos por Moncho, llenábamos de sillas la cancha de paleta para convertirla en sala de cine. Además era muy divertido el trabajo de poner las sillas. Ya casi era amigo de mi jefe, Moncho. Y así vi las películas por largo tiempo.
Los domingos, luego de las 6 hs., terminada la función, llegaba a mi casa sucio y roto. Gracias a que mi mamá me cubría me salvaba de los retos de mi papá. Ni te cuento lo que era ese cine, sino que apelo a tu imaginación!!
-Hola! ¿Que tal? lo anterior del Ateneo lo escribí hace un tiempo y ahora veo si lo continúo. Solo me acuerdo de un par de cosas de chico, antes de que venga la etapa de la adolescencia.
-Apenas me hice socio (n: 6068) del Ateneo, ya podía entrar legalmente e ir a la pileta. No me gustaba darles gastos en mi casa, así que siempre tenía algo para pagar la cuota. Durante unos tres o cuatro años usaba la pileta solamente. Ya de adolescente fui a hacer otros deportes.
-En esos años (46, 47... ) había un horario separado para varones y mujeres. Estas iban a la tardecita, creo que hasta las 17 horas. Durante la mañana era horario de varones y allí iba yo. Me divertía mucho la pileta y hice muchos amigos: los vagos que iban a perder sus mañanas.
-DURANTE LAS TARDES PONÍAN UNAS LONAS TAL QUE LOS SOCIOS NO PUDIERAN OBSERVAR A LAS MUJERES. Y eso que ellas usaban mallas muy protectoras de sus partes pudentes, como polleritas. Cuando ellas se retiraban, sacaban las lonas y comenzaba nuevamente el horario de los caballeros.
-Hubo una época en que estos también debían cubrir “sus partes” con unas polleritas y hasta con una pechera. Era en parte, por ser un club de curas. Luego la sociedad iba, lentamente a una época de mayor destape.
-De acuerdo a la tecnología de esos tiempos, el mundo ya estaba saturando de gente. Los filósofos sociales interpretaban que se debían evitar muchos nacimientos. Otros interpretaban que las guerras cumplían con una función útil.
-Los pibes no éramos filósofos sociales pero sí curiosos. Y por una razón comprensible queríamos ver a las mujeres cuando se estaban duchando. “Por algo será que las protegen tanto” pensábamos.
-Descubrimos unos 4 cm de espacio libre debajo de una puerta permanentemente cerrada que comunicaba ambos vestuarios: el de varones y el de mujeres. A uno se le ocurrió un sistema de espejo puesto por debajo de esa puerta donde estaban las duchas femeninas. Antes que nos descubrieran debo reconocer que no se veía casi nada. Era un lugar oscuro y se duchaban con la malla puesta!!!
-Nunca supe si los cambios en las tecnologías cambian nuestras formas de pensar o viceversa. En lo técnico se daban 2 cambios: 1) Las tecnologías nuevas aumentaban mucho la producción de alimentos, y 2) El preservativo comenzaba a usarse cada día un poco más. La realidad es que el mundo occidental fue aceptando cada día más destape.
-Por supuesto que pienso que los cambios del pensmiento se dan juntos con los tecnológicos y se ayudan mutuamente. Ahora, parece que ya estamos muy cerca de agotar las posibilidades de la tecnificación agraria. Ya estamos destruyendo el medio ambiente, lo que nos limita en este punto actual el aumento de la producción alimenticia.
-Por otro lado la sociedad va asimilando los métodos anticonceptivos. Aumenta día a día la cantidad y calidad de métodos y su eficiencia. Las mentalidades se van acomodando rápidamente a los cambios. Los países del primer mundo llegan a tener índices negativos de crecimiento vegetativo de la población. También estabilizó China y la India va por ese camino.
-BUENO, DISCULPAME LOS PÁRRAFOS FILOSÓFICOS, SE QUE A LA MAYORÍA LES ABURREN. Mi infancia en el Ateneo ya se está transformando en adolescencia. Por algunos años pasa muy poco: Ahora ya intento hacer deportes. Es una época que no pasa nada interesante hasta llegar a lo “de la biblioteca”, que dejo para otra nota.
-Algo pasa: Primero jugaba al fútbol con los chicos conocidos. Picados en los que me desempeñaba al nivel similar de los otros chicos. Pero un día me pusieron una camiseta para jugar contra unos visitantes desconocidos. Jugué pésimo, tal vez por el “efecto ceremonia” que ya te conté en algun lado. O simplemente por no saber coordinar dentro de un equipo. O ambos. Creo que a partir de allí no volví a jugar fútbol.
-En el Ateneo había un excelente profesor de basket. Yo fui a sus clases y era un buen alumno. Otros compañeritos del curso luego se hicieron buenos jugadores, pero yo no. Un día me pusieron la camiseta del Ateneo y fuimos a jugar al Parque Acellaneda. Yo tenía buenos antecedentes y entré de centro. Debo haber jugado tan mal que el rato el profe me sacó. Igual perdimos. Me pasó lo mismo que con el fútbol. Con el voley me pasaba algo parecido, así que no insistí en juegos colectivos.
Con los juegos individuales andaba mejor. Si jugaba single a la paleta solía ganar aun si ser un buen pegador. En billar andaba muy bien y ganaba casi siempre. En ping-pong individual andaba muy bien, y estaba entre los mejorcitos. Lo mismo para el ajedrez.
-Estas características se me pegaron de por vida. Las malas y las buenas y con ellas fui viviendo. Siendo indio y no cacique, siempre me resultó difícil de coordinar con otra gente. Pero ser bueno en juegos individuales me dió seguridad y buenos desempeños. En la vida real, en el estudio, en el trabajo, siempre me fue mejor haciendo las cosas solo.
En los caso de dirigir equipos funcioné mejor. La buena no fue tan buena y siempre encontré quien me superara. Anduve bien cuando alguien me proponía un trabajo pero me daba mucha libertad para hacerlo. Si charlaba con mi jefe de igual a igual, mucho mejor. Siendo yo el jefe funcioné bien en general.
SI, AHORA VAS A QUERER QUE TE HABLE DE LOS 3 CURAS DE ESA ÉPOCA, PERO POR AHORA TE VAS A QUEDAR CON LAS GANAS!!! Preguntame más adelante, dale.
EL PADRE JULIO
Ya te conté lo del pelado ese que andaba jodiendo por la cancha de basket del Ateneo. Si no la leíste, buscala más abajo en este blog. Ahora voy a pensar que pasaba en el Ateneo por esos años. Veré qué es lo que me acuerdo.
Desde que empecé la primaria iba al club, más que nada en verano, descubriendo rincones. Me gustaba ir porque había muchos recovecos y cosas para ver. En invierno iba menos. En los días de colegio no me sobraba tiempo.
De la cancha de paleta me acuerdo cuando tuve un percance jodido con uno de los hijos de Bazán, que luego te voy a contar.
Bazán hacía casi todo en el Ateneo. Me acuerdo que entre él y Hansen pasaban una aspiradora por el fondo de la pileta para sacar bichos y suciedades. Todos los días, ¿o día por medio? Yo era el espectador único por las mañanas temprano.
En el Ateneo era un observador que no tocaba nada. Me metía en una misteriosa “Sala de Máquinas” que había debajo de la pileta, en la parte baja, y ayudaba a Bazán a llevar leña para la caldera.
A veces calentaban un poco el agua. Usaban leña de quebracho!. Allí se re-circulaba el agua y le echaban hipoclorito de sodio, como decía en las pesadas damajuanas. Luego me enteré que era el agua de lavandina que ni mamá me mandaba a comprar al almacén de Marcelino Ramos.
Yo admiraba al Padre Julio porque era el creador, ejecutor e impulsor del Ateneo. Su paso largo y enérgico mostraban a un tipo ejecutivo que no perdía su tiempo. Miraba y daba órdenes de buena forma. No se como consiguió los lotes, pero el tipo laburaba mucho e inducía a los vecinos a que lo ayudaran.
Un día me hice socio del Ateneo. Mi número fue el 6.068 (me quedó grabado, ¿donde estará mi carnet?). Nació como yo, en 1936. Pero cuando lo conocí ya tenía el Bufet, la cancha de basket, el pozo para la pileta, y la cancha de paleta. Ya con el Carnet podía ir a la pileta legalmente. Aprendí a nadar solo, sin profesores.
LA CANCHA DE PALETA, BAZAN Y EL GELO.
Sobre “Santo Tomé” a mitad de cuadra, vereda sur, vivía la familia Bazán. Un largo patio de pura tierra lleno de objetos no identificados con los que los chicos Bazán se entretenían.
Él y Hansen habían venido del campo, creo que de Navarro, y cayeron en el Ateneo pidiendo trabajo al padre Julio, quien siempre encontraba cómo ayudar a un peregrino en apuros.
Época en que el campo se poblaba de tractores y se despoblaba de gente que se quedaba sin trabajo!!!! Pero lo de Bazán era jodido porque decían que tenía 17 hijos!!. Por supuesto todos les teníamos miedo a esos chicos que luchaban por un poco de pan.
Uno de los Bazán, el Gelo, estaba un mi grado o en el vecino, no recuerdo. Yo era un pibe bueno, suave, aunque medio hiperquinético cuando estaba en mi casa. El Gelo me había agarrado de punto en la escuela, no hacía más que joderme. Yo rehuía enfrentarlo y me iba a otra parte.
Estimulado por mi indiferencia me jodía más y más. Lo hizo un día en la cancha de paleta en presencia de otros chicos. De repente me vino un ataque de ira y me tiré encima, dándole unas buenas piñas. Desde ese momento no me jodío más.
La violencia física me dió resultado. Sin embargo yo era un pibe tranquilo que no me echaban de ninguna parte. No tuve una infancia de peleas. Esa fue una de sólo dos que recuerdo.
LA CANCHA DE PALETA Y EL CINE.
El padre Julio era un devoto que trataba de acercar a los vecinos del nuevo y pobre barrio hacia la fe cristiana. Por eso creó al Ateneo, creó los Boy Scouts al lado de la capilla, hacía exitosas procesiones con la Virgen de la Salud a hombros de los más fuertes. Recuerdo a los boys scouts que desfilaban como un ejeército de pibes, con algunos notables a la cabeza como Norberto Mazolli. Logró congregar a su feligresía o Iglesia en torno de él y su catolicismo a la moda.
Por alguna razón mi papá me parece que no le tenía mucha simpatía. Luego te voy a contar una posible razón. Yo no quería tomás la comunión, y no era por mi papá. Era porque tenía casi pánico a todo lo que fuera ceremonioso. Cualquier cosa menos pasar al frente, que todos me miren. No la tomé nunca. Tampoco me interesaba.
La moda en esos años era: fachismo en el Poder Militar argentino, en buena parte de Europa, y en el Vaticano. Pero Julio, facho como era, hacía, no sólo hablaba a sus fieles. Sabía aprovechar lo que hacía. Por eso usaba la cancha de paleta como cine.
Los sábados y domingos ponían sillas y usaban la cancha como cine. Había una forma de entrar gratis: era yendo a misa los domingos a la mañana, y te daban una planilla. Con muchas marcas de concurrencia a misa entrabas gratis.
Otra era colarse, que me dió resultado varias veces hasta que Moncho me caló. Probé una vez de ir a la misa, pero me resultó imbancable: Ese día el padre Julio durante un largo rato, explicó como con la confesión y la ostia uno purificaba su alma sucia: “es como sacarse la roña cuando ustedes se bañan” decía Julio en la misa.
-Tal vez, entonces, sea mejor pedirle la plata a mi papá- pensé, porque el cine no me lo podía perder. Daban esas series de “Flsh Gordon” y “El Capitan América” que andaba con una moto espectacular. Una o dos veces le pedí el dinero a mi papá.
Eso no me gustaba. Entonces descubrí la forma definitiva: Era ayudar a poner las sillas antes de la función. Una jauría de 5 o 6 forajidos, dirigidos por Moncho, llenábamos de sillas la cancha de paleta para convertirla en sala de cine. Además era muy divertido el trabajo de poner las sillas. Ya casi era amigo de mi jefe, Moncho. Y así vi las películas por largo tiempo.
Los domingos, luego de las 6 hs., terminada la función, llegaba a mi casa sucio y roto. Gracias a que mi mamá me cubría me salvaba de los retos de mi papá. Ni te cuento lo que era ese cine, sino que apelo a tu imaginación!!
CRECIENDO EN EL ATENEO
-Hola! ¿Que tal? lo anterior del Ateneo lo escribí hace un tiempo y ahora veo si lo continúo. Solo me acuerdo de un par de cosas de chico, antes de que venga la etapa de la adolescencia.
-Apenas me hice socio (n: 6068) del Ateneo, ya podía entrar legalmente e ir a la pileta. No me gustaba darles gastos en mi casa, así que siempre tenía algo para pagar la cuota. Durante unos tres o cuatro años usaba la pileta solamente. Ya de adolescente fui a hacer otros deportes.
-En esos años (46, 47... ) había un horario separado para varones y mujeres. Estas iban a la tardecita, creo que hasta las 17 horas. Durante la mañana era horario de varones y allí iba yo. Me divertía mucho la pileta y hice muchos amigos: los vagos que iban a perder sus mañanas.
-DURANTE LAS TARDES PONÍAN UNAS LONAS TAL QUE LOS SOCIOS NO PUDIERAN OBSERVAR A LAS MUJERES. Y eso que ellas usaban mallas muy protectoras de sus partes pudentes, como polleritas. Cuando ellas se retiraban, sacaban las lonas y comenzaba nuevamente el horario de los caballeros.
-Hubo una época en que estos también debían cubrir “sus partes” con unas polleritas y hasta con una pechera. Era en parte, por ser un club de curas. Luego la sociedad iba, lentamente a una época de mayor destape.
-De acuerdo a la tecnología de esos tiempos, el mundo ya estaba saturando de gente. Los filósofos sociales interpretaban que se debían evitar muchos nacimientos. Otros interpretaban que las guerras cumplían con una función útil.
-Los pibes no éramos filósofos sociales pero sí curiosos. Y por una razón comprensible queríamos ver a las mujeres cuando se estaban duchando. “Por algo será que las protegen tanto” pensábamos.
-Descubrimos unos 4 cm de espacio libre debajo de una puerta permanentemente cerrada que comunicaba ambos vestuarios: el de varones y el de mujeres. A uno se le ocurrió un sistema de espejo puesto por debajo de esa puerta donde estaban las duchas femeninas. Antes que nos descubrieran debo reconocer que no se veía casi nada. Era un lugar oscuro y se duchaban con la malla puesta!!!
CONCLUSIONES SOBRE EL MUNDO Y SOBRE MI MISMO
-Nunca supe si los cambios en las tecnologías cambian nuestras formas de pensar o viceversa. En lo técnico se daban 2 cambios: 1) Las tecnologías nuevas aumentaban mucho la producción de alimentos, y 2) El preservativo comenzaba a usarse cada día un poco más. La realidad es que el mundo occidental fue aceptando cada día más destape.
-Por supuesto que pienso que los cambios del pensmiento se dan juntos con los tecnológicos y se ayudan mutuamente. Ahora, parece que ya estamos muy cerca de agotar las posibilidades de la tecnificación agraria. Ya estamos destruyendo el medio ambiente, lo que nos limita en este punto actual el aumento de la producción alimenticia.
-Por otro lado la sociedad va asimilando los métodos anticonceptivos. Aumenta día a día la cantidad y calidad de métodos y su eficiencia. Las mentalidades se van acomodando rápidamente a los cambios. Los países del primer mundo llegan a tener índices negativos de crecimiento vegetativo de la población. También estabilizó China y la India va por ese camino.
-BUENO, DISCULPAME LOS PÁRRAFOS FILOSÓFICOS, SE QUE A LA MAYORÍA LES ABURREN. Mi infancia en el Ateneo ya se está transformando en adolescencia. Por algunos años pasa muy poco: Ahora ya intento hacer deportes. Es una época que no pasa nada interesante hasta llegar a lo “de la biblioteca”, que dejo para otra nota.
-Algo pasa: Primero jugaba al fútbol con los chicos conocidos. Picados en los que me desempeñaba al nivel similar de los otros chicos. Pero un día me pusieron una camiseta para jugar contra unos visitantes desconocidos. Jugué pésimo, tal vez por el “efecto ceremonia” que ya te conté en algun lado. O simplemente por no saber coordinar dentro de un equipo. O ambos. Creo que a partir de allí no volví a jugar fútbol.
-En el Ateneo había un excelente profesor de basket. Yo fui a sus clases y era un buen alumno. Otros compañeritos del curso luego se hicieron buenos jugadores, pero yo no. Un día me pusieron la camiseta del Ateneo y fuimos a jugar al Parque Acellaneda. Yo tenía buenos antecedentes y entré de centro. Debo haber jugado tan mal que el rato el profe me sacó. Igual perdimos. Me pasó lo mismo que con el fútbol. Con el voley me pasaba algo parecido, así que no insistí en juegos colectivos.
Con los juegos individuales andaba mejor. Si jugaba single a la paleta solía ganar aun si ser un buen pegador. En billar andaba muy bien y ganaba casi siempre. En ping-pong individual andaba muy bien, y estaba entre los mejorcitos. Lo mismo para el ajedrez.
-Estas características se me pegaron de por vida. Las malas y las buenas y con ellas fui viviendo. Siendo indio y no cacique, siempre me resultó difícil de coordinar con otra gente. Pero ser bueno en juegos individuales me dió seguridad y buenos desempeños. En la vida real, en el estudio, en el trabajo, siempre me fue mejor haciendo las cosas solo.
En los caso de dirigir equipos funcioné mejor. La buena no fue tan buena y siempre encontré quien me superara. Anduve bien cuando alguien me proponía un trabajo pero me daba mucha libertad para hacerlo. Si charlaba con mi jefe de igual a igual, mucho mejor. Siendo yo el jefe funcioné bien en general.
SI, AHORA VAS A QUERER QUE TE HABLE DE LOS 3 CURAS DE ESA ÉPOCA, PERO POR AHORA TE VAS A QUEDAR CON LAS GANAS!!! Preguntame más adelante, dale.
MI fuerte siempre fue la oratoria. Siempre fui brillante, me encantaba la escuela y estudiar. COmo hasta ahora y el mismìsimo dìa que el Barba me designe otro camino vital.
ResponderEliminarMe encantaba pasar al frente como lo hago ahora y siempre lo harè. Caiga quien caiga, cueste lo que cueste.
Nunca me voy olvidar lo que me sucedió un verano en la pileta del Club Casino... después de haber nadado todo el día, estaba bien seca y dorada, tenía dos opciones, volver a casa así o tirarme del último trampolín, haciendo mil piruetas,(obvio que pertenecía al equipo de competición de natación del Club)y fueron mis ganas de tirarme nuevamente desde las alturas. Fue un salto espectacular y nadando debajo del agua, llegué a la escalera...me choqué el primer escalón y se me partió un diente, me quería hacer monja! pues pensaba que nadie me miraría... fui a muchos dentistas, ninguno me lo quería arreglar, pues según ellos, le daba un touch muy especial a mi sonrisa,. Así quedó y así quedé, con mi diente roto, aunque sano, muy sano, hoy por hoy, soy muy feliz, con mi "SONRISA"... Las pequeñas grandes cosas que tiene la vida... Todavía voy a la pileta y sigo nadando y haciendo saltos loquísimos, nado con todas mis ganas...buceo y soy muy, muy feliz haciendo locuras el en el agua... Sil.
ResponderEliminarQue bien Sil que contás tus anécdotas!!!
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